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Diario de la cuarentena. Día 25

Parece que los telediarios nos dejan respirar desde que las cifras van menos mal. Otra cosa es que tras ellas vengan los análisis. “Los científicos —y más recientemente los adolescentes— repiten y gritan que hay que cambiar urgentemente la forma en que vivimos o seremos condenados a que parte de la población desaparezca”, dice la periodista Eliane Brum. Lo de los científicos, como adultos formados que son, es más fácil de entender. Es bueno que la crítica y la responsabilidad caminen juntas.

Lo de los adolescentes es, sin embargo, una de las sorpresas más esperanzadoras del 2020. Al fin y al cabo, las crisis favorecen la maduración, y es posible que esta les ayude a convertirse en adultos. En este sentido, la cuarentena probablemente les marcará, pues a ellos les está mostrando el mundo su peor cara estos días, arrojándoles lejos del cálido nido del ensimismamiento. ¿Van -por fin- los jóvenes a pedir que se les deje tomar el mando de sus vidas a una edad más temprana de aquella a la que el último siglo y medio les había estado relegando? ¿Dejarán claro a sus padres que la globalización es más que la Nochevieja de Salamanca, y que las nuevas tecnologías no son solo un opio adormecedor? Ojalá.

Están en la edad de jugarse la vida, y yo que ellos me la jugaba. Que alguien se lo diga claro. Karmelo Iribarren, tú, por ejemplo: “Tienes veinte años,/ tienes a la vida/ por el cuello,/ a tu merced;/ pero no es suficiente,/ quieres más.// Conozco/ esa sensación.// Y te deseo mucha suerte,/ porque la vas a necesitar”. Eso sí, habréis de elegir si preferís cruzar el Atlántico para protestar contra el calentamiento global como Greta, o si lo vuestro es la ruleta rusa del coma etílico y las drogas como grito

Fuente de la foto: El País


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